lunes, 6 de febrero de 2023

Blue Devils

 



                          Desde siempre he creído en la honestidad del ser humano, a lo largo y ancho de esta vida, que en ocasiones parece un gran teatro. Las experiencias acaecidas en ella van conformando un juicio que a las claras deja entrever que ese pensamiento romántico del mundo benevolente es una absoluta farsa. 


El ser despreciable que todos llevamos dentro sale a pasear cuando menos lo queremos o esperamos. El entorno salpica de maldad a aquel que se deja absorber por los placeres mundanos. En una sociedad podrida por la corrupción, la deshonra, y la perversión, es difícil casi siempre tomar un rumbo firme, desprovisto de malos pensamientos y ética. 


La protesta, es más que un estado de ánimo, es más que eso, es, de hecho, una convicción que nos empuja a esa lucha interior que todos tenemos en algún momento del guion de nuestra vida. Es preciso luchar contra aquello que se nos impone injustamente, con uñas y dientes, a sable o espada, pues lo que somos importa más que cualquier tesoro material. 


Esa coherencia de principios debe reinar en nuestra personalidad, y arraigarse para conformar nuestro paso firme, y no de puntillas por el mundo. Que se nos escuche, cuando la débil voz del que no puede alzarla no pueda ser escuchada. 


Muchas veces me traslado a la piel de aquellos que dejaron su vida en favor de privilegios en los que ahora ni siquiera reparamos. No puedo ni imaginar la satisfacción de la primera mujer en ejercer su derecho al voto en EEUU, gracias a la aprobación por parte del Congreso de la decimonovena enmienda. Todos conocemos la historia de David y Goliat, la cual nos enseña que da igual la magnitud del problema si lo afrontamos con persistencia, y sin miedo. La constancia es la clave del éxito.


El recuerdo es a menudo menospreciado por la especie humana, tendemos a olvidar con una frecuencia frívola y contraproducente. En gran medida, esto se debe a  la celeridad del transcurrir de acontecimientos del mundo en el que vivimos, a la globalización, y a que nos cuesta retener la exagerada información que nos inunda a diario, aunque una cosa está clara, si el suceso es negativo e impactante , tendemos a retenerlo más tiempo en nuestra memoria.


Actos deleznables como la marginación, explotación y maltrato hacia la comunidad afroamericana, nos hacen recordar que a menudo nos equivocamos de un modo cruel, y creyendo que somos superiores a los demás. 


De este horrible episodio surge una sed de venganza, una actitud firme de acabar con el sufrimiento de un pueblo que vivía la mayor de las injusticias solo por un juicio de valor propinado por el hombre blanco. 


"La incertidumbre campa a sus anchas en detrimento de la estabilidad que se emancipa sin saber por qué. Donde hubo abundancia, habrá austeridad, pues nada dura para siempre. A modo de escudo, las artes siempre tienen un efecto balsámico en el ser humano"


Éstas son el resultado de las inquietudes y ecos de pensamientos arraigados en la psique del hombre, y que tras la necesidad de ser expulsados se convierten en retazos que dejan entrever un sentimiento, un instante de magia que queda plasmado para siempre. Y es que el arte no es más que eso, transmitir sentimientos, estados de ánimo, tan abstractos como la tristeza, la añoranza, el amor, etc. 


En el ámbito musical, existen millares de ejemplos que nos acompañan a donde quiera que vayamos, sea cual sea la época en que estemos… 


Uno de los primeros ejemplos que viví, fué en forma de canción. Un tema llamado the thrill is gone del inimitable y leyenda americana del blues BB King. Recuerdo estar en casa realizando tareas cotidianas, cuando de pronto en el dial de una vieja radio Panasonic comenzó esta obra maestra. 

Puedes escucharlo en este enlace:     

BB King - The Thrill Is Gone - YouTube




Los primeros compases con los que arranca la canción, son de una fuerza bestial, deja en el aire una atmósfera de inquietud desgarradora. 


En mi opinión describe ese horrible sentimiento que se deduce de un abandono, algo muy común en la temática del blues. El personaje principal menciona hasta la saciedad el título de la canción the thrill (el sentimiento) se ha ido. Nos hace ver gracias a la música primero y a la letra después el estado de ánimo en el que se encuentra el protagonista. La canción prosigue con unos arreglos en una tonalidad menor, que le dan justo ese halo de tristeza.


Este tipo de canciones van de la mano con el sentimiento de pena más profundo que  es justamente como se acuñó esta rama de la música. Originariamente se creía que en un estado de tristeza profundo, o melancolía, afloraban unos seres llamados en un principio "blue devils" ( demonios azules). 


Posteriormente este estado de ánimo quedaría etiquetado simplemente como "the blues". Un ejemplo claro sobre ésto podemos encontrarlo en la canción del legendario guitarrista Gary Moore "Still got the blues" , donde se pueden sentir los lamentos de un protagonista que ha perdido a su ser amado, y que tiene el blues o melancolía debido a la falta de ésta. 

Puedes escucharlo en este enlace https://youtu.be/8HgpUuItyZE


Como mencionaba hace un par de párrafos el arte no podría existir si los artistas no sacaran de su interior esos pensamientos, esas inquietudes, en definitiva, esos sentimientos, y son justo éstos los que inundan la música, y nos trasladan a todo tipo de lugares, épocas y situaciones. 


Una meta loable para el grueso de la humanidad es vivir la vida de un modo intenso, pero comedido, saboreando cada momento, cada vivencia, cada experiencia. Sentirnos queridos y escoltados por los que nos rodean, nos da seguridad, y esto  asienta los cimientos de una personalidad con la que afrontaremos ese misterioso mundo exterior. 


Un o de los casos mas conocidos y aterradores fue el de Robert Johnson y su supuesto pacto con el diablo en un cruce de caminos en Mississippi.


Para situarnos justo en aquella época (años 20 del siglo pasado) las regiones del sur eran un escenario lleno de delincuencia, conformado por asesinos, ladrones, racista, y malhechores de todo tipo. Uno de los lugares más inhóspitos y peligrosos del mundo, (sobre todo para la raza negra era precisamente Mississippi. A menudo la población despertaba con hechos incomprensibles, como muertes por linchamiento. Era, por desgracia, muy común encontrar a personas colgadas de los árboles, inertes, con todo tipo de signos de tortura, magulladuras, y mutilaciones, lo que nos hace pensar que no era un lugar justamente predilecto para vivir.


En una fría mañana de invierno  de 1929 un joven Robert Johnson, hacía su maleta haciendo honor al machacado cliché blusero de emanciparse, huir del sufrimiento que supone ser negro, evadirse. Su intención era clara, convertirse en el mejor guitarrista de la historia. Por aquel entonces, era un músico (según testimonios de las personas de su entorno) bastante mediocre. 


Mientras caminaba, sentía la necesidad de mirar a ambos lados del camino, sus sentidos le alertaban en todo momento. 



Era una época plena de injusticias, hambre, trabajos forzados y peligros que acechaban esperando para mutilar sueños. De pronto y casi sin quererlo tropezó con la rama de un árbol, la misma rama en la que había sido colgado Sigmund Johnson justo un año atrás. Su tobillo se retorció, y cayó al suelo golpeándose fuertemente la cabeza. Por su cuerpo viajó a la velocidad del rayo un escalofrío en forma de amenaza, temiendo que pudiera seguir los pasos de Sigmund en aquel inhóspito paraje. El golpe fué tanto seco como inesperado. Sirvió para dejarlo inconsciente durante varios minutos. En este lapso, tuvo visiones terribles. En una, un hombre semidesnudo, ataviado con unas enormes alas le preguntaba si sabía volar.
       
  

    

           



      ¿Dónde guardas tus alas muchacho?

  • ¿Acaso las has perdido? 

  • Yo no tengo alas. Sólo soy un hombre. 

  • ¿De verdad lo crees? 

  • Yo no estaría tan seguro.  

  •  Un hombre de verdad tiene una misión en la vida. 


Justo en el momento que se disponía a responder, de repente el ser alado  desapareció sin dejar rastro alguno.


La confusión se apoderó del aterrorizado Robert, dejándolo a merced de la incertidumbre más abrumadora. Inspiró fuertemente dos veces cerrando sus ojos con la esperanza de volver en sí, pero justo al término del segundo suspiro, le sobrevino una repentina calma, que lo despertó de sopetón. Hizo fuerzas para levantarse, hundió sus manos en el polvoriento suelo y se incorporó  lentamente.






 Al subir la vista, se cercioró de que no estaba solo. Según enfocaba la vista se dio cuenta de que una silueta oscura lo vigilaba a escasos metros de su posición. La silueta, que en un principio era una mezcla de nebulosa negra junto con polvo, se fue aclarando para dejar paso a una especie de figura semi humana que emergía desde el suelo. Tenía unas patas peludas provistas de unas enormes garras, que a simple vista podrían seccionar sin problema cualquier tejido duro. Su cabeza despedía una expresión amenazadora, y desde la parte trasera se podían distinguir claramente unos enormes cuernos oscuros.



Robert sintió un enorme impulso de correr lo más rápido posible. La orden salió de su cerebro pero para sorpresa de éste ningún músculo de su cuerpo hizo ademán de moverse, al contrario, los tenía agarrotados por culpa de un miedo atroz que lo paralizaba por completo.


Se quedó allí de pie inmóvil y jadeando, a la espera de algún tipo de comunicación por parte de ese ser tan grotesco.


De pronto una arrítmica carcajada salió de su gran boca. 

¿Por qué tienes tanto miedo Bob?

Por lo que sé eres un tipo duro, que no se asusta fácilmente. Está claro que mis fuentes no son del todo fiables.

-jajajaja!! 

- ¿Qué quieres de mí? No me hagas daño.

- No se trata de lo que yo quiero, se trata de lo que tú deseas con todo tu corazón.

Por un momento cerró sus ojos y recordó todas esas historias macabras que sus antepasados habían transmitido oralmente. Historias sobre un ser alto, escuálido, con unas patas con garras en lugar de dedos y cuernos en la cabeza. Se preguntó si el ser que tenía justo delante podría ser el mismo. 


- "¿Eres tú ?"," ¿El diablo? ", preguntó con un tenue hilo de voz.

El ser sonrió maliciosamente y dijo: " Sí soy yo". "¿Estás dispuesto a hacer un pacto conmigo

a cambio de una habilidad musical sin precedentes?"


El músico pensó en todas esas noches siendo testigo del éxtasis al ver a otros músicos con destrezas

abrumadoras, sin poder atesorarlas. Asintió con la cabeza y extendió su temblorosa mano. El diablo le entregó una guitarra mágica y concluyó advirtiendo: " ¡aquí tienes!" Tocando esta guitarra todo aquel que te escuche te tendrá en muy alta estima, y creerá que eres el mejor músico que ha existido. Pero te advierto que un día vendré a reclamar lo que esta noche me has entregado:

"tu alma".


Robert finalmente aceptó el trato y comenzó a tocar en clubes nocturnos todas las noches durante horas. Su música era tan hermosa emotiva que las lágrimas rodaban por las mejillas de todo aquel que la escuchaba .Pero, a medida que pasaba el tiempo, el músico se dió cuenta de que su alma estaba perdiendo luz.


Finalmente, el diablo volvió para reclamar su alma, y el músico se dio cuenta de que había sacrificado su inmortalidad espiritual por una habilidad caduca y temporal. Con lágrimas en los ojos tocó su

última canción, una triste melodía y se despidió de su público para siempre.


La leyenda cuenta que si escuchas atentamente en una noche tormentosa en ese cruce de caminos,

podrás oír esa triste melodía del joven músico que lo entregó todo por ser recordado por todos como

el mejor guitarrista de blues de todos los tiempos.