lunes, 6 de febrero de 2023

Blue Devils

 



                          Desde siempre he creído en la honestidad del ser humano, a lo largo y ancho de esta vida, que en ocasiones parece un gran teatro. Las experiencias acaecidas en ella van conformando un juicio que a las claras deja entrever que ese pensamiento romántico del mundo benevolente es una absoluta farsa. 


El ser despreciable que todos llevamos dentro sale a pasear cuando menos lo queremos o esperamos. El entorno salpica de maldad a aquel que se deja absorber por los placeres mundanos. En una sociedad podrida por la corrupción, la deshonra, y la perversión, es difícil casi siempre tomar un rumbo firme, desprovisto de malos pensamientos y ética. 


La protesta, es más que un estado de ánimo, es más que eso, es, de hecho, una convicción que nos empuja a esa lucha interior que todos tenemos en algún momento del guion de nuestra vida. Es preciso luchar contra aquello que se nos impone injustamente, con uñas y dientes, a sable o espada, pues lo que somos importa más que cualquier tesoro material. 


Esa coherencia de principios debe reinar en nuestra personalidad, y arraigarse para conformar nuestro paso firme, y no de puntillas por el mundo. Que se nos escuche, cuando la débil voz del que no puede alzarla no pueda ser escuchada. 


Muchas veces me traslado a la piel de aquellos que dejaron su vida en favor de privilegios en los que ahora ni siquiera reparamos. No puedo ni imaginar la satisfacción de la primera mujer en ejercer su derecho al voto en EEUU, gracias a la aprobación por parte del Congreso de la decimonovena enmienda. Todos conocemos la historia de David y Goliat, la cual nos enseña que da igual la magnitud del problema si lo afrontamos con persistencia, y sin miedo. La constancia es la clave del éxito.


El recuerdo es a menudo menospreciado por la especie humana, tendemos a olvidar con una frecuencia frívola y contraproducente. En gran medida, esto se debe a  la celeridad del transcurrir de acontecimientos del mundo en el que vivimos, a la globalización, y a que nos cuesta retener la exagerada información que nos inunda a diario, aunque una cosa está clara, si el suceso es negativo e impactante , tendemos a retenerlo más tiempo en nuestra memoria.


Actos deleznables como la marginación, explotación y maltrato hacia la comunidad afroamericana, nos hacen recordar que a menudo nos equivocamos de un modo cruel, y creyendo que somos superiores a los demás. 


De este horrible episodio surge una sed de venganza, una actitud firme de acabar con el sufrimiento de un pueblo que vivía la mayor de las injusticias solo por un juicio de valor propinado por el hombre blanco. 


"La incertidumbre campa a sus anchas en detrimento de la estabilidad que se emancipa sin saber por qué. Donde hubo abundancia, habrá austeridad, pues nada dura para siempre. A modo de escudo, las artes siempre tienen un efecto balsámico en el ser humano"


Éstas son el resultado de las inquietudes y ecos de pensamientos arraigados en la psique del hombre, y que tras la necesidad de ser expulsados se convierten en retazos que dejan entrever un sentimiento, un instante de magia que queda plasmado para siempre. Y es que el arte no es más que eso, transmitir sentimientos, estados de ánimo, tan abstractos como la tristeza, la añoranza, el amor, etc. 


En el ámbito musical, existen millares de ejemplos que nos acompañan a donde quiera que vayamos, sea cual sea la época en que estemos… 


Uno de los primeros ejemplos que viví, fué en forma de canción. Un tema llamado the thrill is gone del inimitable y leyenda americana del blues BB King. Recuerdo estar en casa realizando tareas cotidianas, cuando de pronto en el dial de una vieja radio Panasonic comenzó esta obra maestra. 

Puedes escucharlo en este enlace:     

BB King - The Thrill Is Gone - YouTube




Los primeros compases con los que arranca la canción, son de una fuerza bestial, deja en el aire una atmósfera de inquietud desgarradora. 


En mi opinión describe ese horrible sentimiento que se deduce de un abandono, algo muy común en la temática del blues. El personaje principal menciona hasta la saciedad el título de la canción the thrill (el sentimiento) se ha ido. Nos hace ver gracias a la música primero y a la letra después el estado de ánimo en el que se encuentra el protagonista. La canción prosigue con unos arreglos en una tonalidad menor, que le dan justo ese halo de tristeza.


Este tipo de canciones van de la mano con el sentimiento de pena más profundo que  es justamente como se acuñó esta rama de la música. Originariamente se creía que en un estado de tristeza profundo, o melancolía, afloraban unos seres llamados en un principio "blue devils" ( demonios azules). 


Posteriormente este estado de ánimo quedaría etiquetado simplemente como "the blues". Un ejemplo claro sobre ésto podemos encontrarlo en la canción del legendario guitarrista Gary Moore "Still got the blues" , donde se pueden sentir los lamentos de un protagonista que ha perdido a su ser amado, y que tiene el blues o melancolía debido a la falta de ésta. 

Puedes escucharlo en este enlace https://youtu.be/8HgpUuItyZE


Como mencionaba hace un par de párrafos el arte no podría existir si los artistas no sacaran de su interior esos pensamientos, esas inquietudes, en definitiva, esos sentimientos, y son justo éstos los que inundan la música, y nos trasladan a todo tipo de lugares, épocas y situaciones. 


Una meta loable para el grueso de la humanidad es vivir la vida de un modo intenso, pero comedido, saboreando cada momento, cada vivencia, cada experiencia. Sentirnos queridos y escoltados por los que nos rodean, nos da seguridad, y esto  asienta los cimientos de una personalidad con la que afrontaremos ese misterioso mundo exterior. 


Un o de los casos mas conocidos y aterradores fue el de Robert Johnson y su supuesto pacto con el diablo en un cruce de caminos en Mississippi.


Para situarnos justo en aquella época (años 20 del siglo pasado) las regiones del sur eran un escenario lleno de delincuencia, conformado por asesinos, ladrones, racista, y malhechores de todo tipo. Uno de los lugares más inhóspitos y peligrosos del mundo, (sobre todo para la raza negra era precisamente Mississippi. A menudo la población despertaba con hechos incomprensibles, como muertes por linchamiento. Era, por desgracia, muy común encontrar a personas colgadas de los árboles, inertes, con todo tipo de signos de tortura, magulladuras, y mutilaciones, lo que nos hace pensar que no era un lugar justamente predilecto para vivir.


En una fría mañana de invierno  de 1929 un joven Robert Johnson, hacía su maleta haciendo honor al machacado cliché blusero de emanciparse, huir del sufrimiento que supone ser negro, evadirse. Su intención era clara, convertirse en el mejor guitarrista de la historia. Por aquel entonces, era un músico (según testimonios de las personas de su entorno) bastante mediocre. 


Mientras caminaba, sentía la necesidad de mirar a ambos lados del camino, sus sentidos le alertaban en todo momento. 



Era una época plena de injusticias, hambre, trabajos forzados y peligros que acechaban esperando para mutilar sueños. De pronto y casi sin quererlo tropezó con la rama de un árbol, la misma rama en la que había sido colgado Sigmund Johnson justo un año atrás. Su tobillo se retorció, y cayó al suelo golpeándose fuertemente la cabeza. Por su cuerpo viajó a la velocidad del rayo un escalofrío en forma de amenaza, temiendo que pudiera seguir los pasos de Sigmund en aquel inhóspito paraje. El golpe fué tanto seco como inesperado. Sirvió para dejarlo inconsciente durante varios minutos. En este lapso, tuvo visiones terribles. En una, un hombre semidesnudo, ataviado con unas enormes alas le preguntaba si sabía volar.
       
  

    

           



      ¿Dónde guardas tus alas muchacho?

  • ¿Acaso las has perdido? 

  • Yo no tengo alas. Sólo soy un hombre. 

  • ¿De verdad lo crees? 

  • Yo no estaría tan seguro.  

  •  Un hombre de verdad tiene una misión en la vida. 


Justo en el momento que se disponía a responder, de repente el ser alado  desapareció sin dejar rastro alguno.


La confusión se apoderó del aterrorizado Robert, dejándolo a merced de la incertidumbre más abrumadora. Inspiró fuertemente dos veces cerrando sus ojos con la esperanza de volver en sí, pero justo al término del segundo suspiro, le sobrevino una repentina calma, que lo despertó de sopetón. Hizo fuerzas para levantarse, hundió sus manos en el polvoriento suelo y se incorporó  lentamente.






 Al subir la vista, se cercioró de que no estaba solo. Según enfocaba la vista se dio cuenta de que una silueta oscura lo vigilaba a escasos metros de su posición. La silueta, que en un principio era una mezcla de nebulosa negra junto con polvo, se fue aclarando para dejar paso a una especie de figura semi humana que emergía desde el suelo. Tenía unas patas peludas provistas de unas enormes garras, que a simple vista podrían seccionar sin problema cualquier tejido duro. Su cabeza despedía una expresión amenazadora, y desde la parte trasera se podían distinguir claramente unos enormes cuernos oscuros.



Robert sintió un enorme impulso de correr lo más rápido posible. La orden salió de su cerebro pero para sorpresa de éste ningún músculo de su cuerpo hizo ademán de moverse, al contrario, los tenía agarrotados por culpa de un miedo atroz que lo paralizaba por completo.


Se quedó allí de pie inmóvil y jadeando, a la espera de algún tipo de comunicación por parte de ese ser tan grotesco.


De pronto una arrítmica carcajada salió de su gran boca. 

¿Por qué tienes tanto miedo Bob?

Por lo que sé eres un tipo duro, que no se asusta fácilmente. Está claro que mis fuentes no son del todo fiables.

-jajajaja!! 

- ¿Qué quieres de mí? No me hagas daño.

- No se trata de lo que yo quiero, se trata de lo que tú deseas con todo tu corazón.

Por un momento cerró sus ojos y recordó todas esas historias macabras que sus antepasados habían transmitido oralmente. Historias sobre un ser alto, escuálido, con unas patas con garras en lugar de dedos y cuernos en la cabeza. Se preguntó si el ser que tenía justo delante podría ser el mismo. 


- "¿Eres tú ?"," ¿El diablo? ", preguntó con un tenue hilo de voz.

El ser sonrió maliciosamente y dijo: " Sí soy yo". "¿Estás dispuesto a hacer un pacto conmigo

a cambio de una habilidad musical sin precedentes?"


El músico pensó en todas esas noches siendo testigo del éxtasis al ver a otros músicos con destrezas

abrumadoras, sin poder atesorarlas. Asintió con la cabeza y extendió su temblorosa mano. El diablo le entregó una guitarra mágica y concluyó advirtiendo: " ¡aquí tienes!" Tocando esta guitarra todo aquel que te escuche te tendrá en muy alta estima, y creerá que eres el mejor músico que ha existido. Pero te advierto que un día vendré a reclamar lo que esta noche me has entregado:

"tu alma".


Robert finalmente aceptó el trato y comenzó a tocar en clubes nocturnos todas las noches durante horas. Su música era tan hermosa emotiva que las lágrimas rodaban por las mejillas de todo aquel que la escuchaba .Pero, a medida que pasaba el tiempo, el músico se dió cuenta de que su alma estaba perdiendo luz.


Finalmente, el diablo volvió para reclamar su alma, y el músico se dio cuenta de que había sacrificado su inmortalidad espiritual por una habilidad caduca y temporal. Con lágrimas en los ojos tocó su

última canción, una triste melodía y se despidió de su público para siempre.


La leyenda cuenta que si escuchas atentamente en una noche tormentosa en ese cruce de caminos,

podrás oír esa triste melodía del joven músico que lo entregó todo por ser recordado por todos como

el mejor guitarrista de blues de todos los tiempos.















martes, 14 de mayo de 2019

A lesser god (un dios menor)





En ocasiones, la más profunda de las convicciones puede ser la antesala al mayor de los descalabros.
Hace unos años fui aleccionado por un familiar, a causa de mi reticencia a tener que estudiar tochos interminables que solían engrosar el tamaño del libro de historia. Me quejaba impertinentemente,  sin cesar, y de un modo un tanto absurdo, como queriendo eludir mis responsabilidades. Mi tío Roque, escuchaba mis lamentos sin apenas inmutarse, aunque poco a poco comenzaba a incomodarle mi actitud caprichosa. De pronto cortó una frase que estaba diciendo y me dijo en tono omnisciente: 







   -¡Quién no conoce la historia, está condenado a repetirla!. Prosiguió con un extenso alegato sobre conductas tóxicas llevadas a cabo por la raza humana, a lo largo de los tiempos. Éste hecho me hizo reflexionar sobre la importancia de conocer nuestro pasado, y con ello, tanto los errores como los aciertos. 
Esta frase, cambiaría el curso de mi vida para siempre, embutiéndome un nuevo y valioso poder. 

Uno de los casos más escalofriantes y bizarros que he conocido jamás, siempre será el acaecido el 8 de Agosto de 1969. La actriz y esposa del director de cine Román Polanski, junto a otras 6 personas fueron brutalmente asesinadas, mientras celebraban una reunión en el 10050 de cielo Drive( California) residencia de la actriz y su marido. Cómo dato curioso, citar que Bruce Lee estaba invitado a la velada, pero finalmente declinó dicha invitación.

Residencia del matrimonio Polanski (1969)

El resultado de este demencial desenlace se va incubando poco a poco, en la mente distorsionada de Charly , como era conocido por sus seguidores Charles Manson. Con una personalidad carismática, un don de palabra cercano al de los oradores de la antigua Grecia, y una ingente cantidad de maldad en su interior, comenzó a ganar adeptos después de pasar muchos años entrando y saliendo de los correccionales.En este marco tan tranquilo Es justamente allí donde conoce a un preso que le da lecciones de guitarra, y en poco tiempo sus progresos se hacen notables. Escribe canciones con letras filosóficas, y proféticas, acompañadas de una vieja guitarra, que en ocasiones suena un tanto mal, a causa del deterioro.

Dennis Wilson y Charles Manson California (1968)



Lo que más  deseaba Manson en el mundo era ser una estrella de rock. Le habían sugerido varias veces que llevara sus grabaciones a algún productor con el fin de editar un disco. Uno de los más insistentes era su amigo, y batería de Beach Boys Dennis Wilson. A menudo Wilson alababa la creatividad musical de Manson, incluso hacían improvisaciones en casa del batería en California, donde se instalarían Manson y "la familia". En un ambiente de sexo, drogas, alcohol, y lujuria, era lógico pensar que la buena relación entre Charly y Dennis no duraría para siempre. El primer incidente notable, que contribuirá a la explosión de rabia de Manson, ocurrió hacía 1969, cuando es presentado formalmente a Terry Melcher, importante productor musical , también conocido por ser hijo de Doris Day (fallecida curiosamente hoy 13/05/2019). Tras escuchar parte del material de Manson, le asegura que lo llamará. En lugar de actuar como lo haríamos cualquiera de nosotros, Manson, conocedor de la psicología humana, se toma este hecho como una ofensa, y piensa que es una evasiva envuelta en formalidad, y por consiguiente un rechazo en toda regla.

Desde siempre, Charles fué un niño rechazado, se movía de un lado a otro, engañando, robando, y en definitiva, haciendo lo que le apetecía en cualquier momento, sin sopesar en absoluto sus acciones. Nunca tuvo un referente paternal, y su madre no lo quería cerca de él. Los pilares básicos que forman la ética y la personalidad con la que enfrentamos los golpes de la vida, estaban contaminadas en su caso. Esto sumado a una mente retorcida y paranoide, causará terror, y pérdidas tan irreparables e injustas, que el eco de sus horribles actos resuenan en el subconsciente de miles de personas hasta el día de hoy.

Escuchaba la música de los Beatles a diario, y hasta la saciedad. Veía en su música y sobre todo en su mítico  trabajo White Album, mensajes ocultos, aseguraba que el cuarteto de Liverpool le mandaba señales subliminales, en palabras recurrentes como MATA!!. Incluso en el juicio celebrado a raíz de los asesinatos, le dijo al juez que las culpa era de los Beatles por sus canciones, no de él.

La canción helter skelter, supuso un detonante para Manson. Éste la escuchaba sin descanso. Veía proféticamente, a los cuatro jinetes del apocalipsis . También significaba el comienzo de una guerra racial, dónde el hombre negro (según sus delirantes convicciones) estaba preparando una estrategia para dominar el mundo, y que él, la familia , y los Beatles, eran los elegidos para salir triunfantes del conflicto. "Es una canción inocente, que trata de una montaña rusa, y de la sensación de subirse a ella", declaró John Lennon, que no entendía como partiendo de esa idea, pudiera desembocar en un hecho tan cruel.
Otras canciones que malinterpretaba decodificandolas hacía su lado perverso, eran, piggies, Revolution 9, o Revolution 1.

El ocultismo, asi como el satanismo congeniaron con este deplorable ser humano, dotándolo de conocimientos oscuros, y prácticas en forma de celebraciones macabras, y en ocasiones sacrificios en aras de un poder anhelado por si mismo de un modo enfermizo. Uno de los lugares donde se realizaban estos rituales, es la casa Westerfeld, un antiguo hotel en el corazón de San Francisco.

Algunas personas que estuvieron en esas sesiones aseguran que Manson tomaba participaba activamente en algunas de ellas. Este lugar es actualmente una residencia privada y goza con la fama de ser uno de los lugares mas encantados de los EEUU.



Westerfeld House (construída en 1889)


El mito casi siempre, empapa el aura de algunos personajes de nuestra historia elevando su misticismo hacia niveles inciertos. Existen personas que lo idolatran, que admiran sus palabras, sus ideas, y su rocanbolesca visión del infierno, la salvación o la llegada del apocalipsis.

La primera vez que escuché un tema suyo, fue algún día del verano del 98. Caminaba hacia la casa de un gran amigo y batería, Recuerdo que al llegar sonaba Minus Blindfold de Deftones. Aprovechando un murmullo inteligible que resonaba a un menor volumen detrás de la puerta de la habitación de mi amigo Abraham, éste se vio obligado a salir de la estancia dejándome a merced de una envidiables cantidad de discos increíbles, que yo ojeaba cada vez que decidía visitarlo. posé la vista sobre la tercera fila, y tras dejar atrás discos legendarios, de pronto observé unas letras impresas en el canto lateral de un ep que ponía Love and Terror Cult Charles Manson. Un escalofrío erizó cada poro de mi piel, seguido de un sentimiento de aversión casi innata y primitiva. Cuando mi amigo regresó, me preguntó que si salíamos a dar una vuelta. En un tono incómodo, le hice una referencia sobre aquel disco, que se había cruzado en mi camino, escasos segundos antes de que regresara. Asintió fervientemente, sabiéndose conocedor de su historia, y obra. Me comentó que al igual que a mi, Manson siempre le había llamado la atención, por la morbosa naturaleza impresa desde el comienzo en la raza humana. La curiosidad no discierne casi nunca entre el bien y el mal, simplemente cuando ésta te atrapa, la ética desaparece, haciendo al ansia de descubrir, mas grande que la razón.

Single producido en 1970


Para ser justos, y comedidos, al escuchar un par de temas, pensé, que no era mas que un charlatán sin talento para la música. Sus letras estaban repletas de metáforas forzadas, y de locuras "literalmente" hablando. Sus melodías, y acordes utilizados, estaban orquestados mas bien por la ingesta de sustancias muy de moda en aquel entonces, que por un conocimiento musical propio, aunque no sé por qué razón al escucharlas un par de veces seguidas, esa primera impresión tendía a cambiar.

Como reflexión final, veo en este ente, un ser desgraciado, que tuvo mala suerte en la vida, desde sus comienzos, ya que nunca gozó de ningún tipo de afecto. Una edificación con malos cimientos, tarde o temprano termina por desmoronarse, y eso justamente es lo que le ocurrió a Charles Manson. Destaco como aspecto inverosímil, su capacidad de captar adeptos, mediante su verborrea incesante, y su actitud complaciente primero y autoritaria mas tarde. Los valores que poseemos, son lo mas sagrado y valioso que tendremos jamás. Las personas que no son escarmentadas con algún tipo de corrección
conductual, están destinadas a gobernarse por sí mismas, convirtiendo este hecho en un error la mayoría de las veces capital, para su auto-desarrollo, y florecimiento como persona. Es muy idílico e idealista, la concepción de la anarquía, pero lo cierto es que sin reglas, nos veríamos sumidos en el mayor de los desastres.

El mal siempre estará deambulando hasta el final de los tiempos, y siempre constituirá una opción para el que quiera abrazarlo, sólo hay que mirar atrás y conocer todas las historias relacionadas con el, y aprender que si lo hacemos, estaremos destinados a caer mil veces.


lunes, 11 de febrero de 2019

Madrugada

La efervescencia del éxito es casi siempre abrazada por la tragedia que observa con recelo desde la otra punta de la línea de batalla, con el deseo de apagar la fructífera fragancia del porvenir de  aquellos que poseen el don de la creatividad. Eso mismo debió pensar la esposa del gran Buddy Holly, al tratar de digerir el golpe de su temprana muerte. El arte sobrevive a la carne, el llanto se emancipa en un reverberante y efímero suspiro, para dar paso a la eternidad.

En una hermosa ciudad en la cual El Cid Campeador forjó su alargada leyenda,  tuve la ocasión de conocer a un personaje singular, cuyo envidiable cometido era tocar la guitarra en reuniones, bien de acaudalados comensales, o bien de austeros pelagatos. La actuación que presencié combinaba perfectamente con la euforia desatada que sentía por la aplaudida decisión de mi hermano mayor de contraer matrimonio. Fue un enlace lucido, con bastante pompa, y francamente para recordar. La banda aguardaba pacientemente en el salón principal donde tendría lugar la cena nupcial. En algún momento de la tarde, logré escabullirme a conciencia para encenderme un pitillo, lejos de la mirada penetrante de mi señor padre. Mientras caminaba buscando un sitio estratégico tras la zona de confort, empecé a escuchar unos acordes que sonaban a lo lejos, a un nivel más bien bajo. Me murmuraba a mí mismo, tratando de adivinar que acordes eran aquellos, y a qué canción pertenecían. Cómo buen amante del blues, no me llevó mucho tiempo darme cuenta de que se trataba de la canción Sweet home Chicago, del gran Robert Johnson. Con una sonrisa sorpresiva y espontánea, fui abordado por la  curiosidad la cual me condujo hacia la fuente de aquel sonido. Asomé la cabeza al tiempo que apartaba una inmensa cortina color granate ayuntamiento (cierto es que éste es el color predilecto de los decoradores de estos lugares señoriales), y allí estaba, aquel personaje, dirigiendo a su tropa con esmero y dedicación. Tras meditarlo unos tres segundos, decidí acercarme para saludar a los compañeros del gremio. Siempre he comparado a los músicos con soldados, pues ambos portan armas, que aunque parezcan análogas entre sí, lo cierto es que comparten un mismo fin. El arma de este genial artista era una de mis todavía soñadas fantasías, una Fender telecaster del 52 americana. En mi entorno de ciudad pequeña, lo normal era ver tan sólo un par de guitarras buenas de verdad,  que todos nosotros siempre hemos admirado, y que por razones obvias nunca habíamos podido siquiera ver en persona.

Aproveché un pequeño parón para saludar a los muchachos, que ensayaban confianzudamente  cada detalle del repertorio, con el fin de ofrecer una depurada actuación, ya que la ocasión exigía, por su naturaleza, una representación precisa.

Me presenté, comentando que era un gran amante de la música, y que tocaba la guitarra, aunque a un nivel medio. Ellos hicieron lo propio, y entablamos una apasionante conversación sobre varios géneros, y artistas. Casi en el ocaso de la comida, me dirigía al baño, un tanto desconsolado por ver a estos muchachos pasándolo tan bien, cuando de pronto, Camilo ( frontman de la banda) me hizo un gesto con la cabeza para que me acercara al escenario. Me dijo:

-Te veo desconsolado, te animas a tocar un temita?  

En ese justo momento fue como si reviviera aquellos momentos llenos de incertidumbre, en el patio del colegio, cuando se hacían los equipos para jugar a fútbol, y tenías que esperar con la esperanza de que te eligiera el equipo bueno. Lo dudé por un momento, pues aquello estaba repleto de gente, y yo hasta ese día había tocado un par de veces, pero en sitios recónditos y con muy poco público. Si! Respondí en un tono endeble, pero resultón. Me preguntó si quería tocar un blues. Perfecto, respondí, riendo tontamente y pensando para mí en el reto que suponía tocar ante tanta gente, medio alegre, y encima con unos nervios que dolían. Lejos de achantarme, le pedí su guitarra, la misma por la que soñaba desde siempre. Nunca la había tenido en mis brazos. Su suave tacto me sorprendió, junto con su comodidad, y sonido.

La noche había aparecido hacía ya unas horas. El frío que yo no sentía a causa de los nervios, me entumecía las manos, el frío junto a las gélidas copas que me bebía alegremente, todo sea dicho. Estaba como en una guerra, tenía una misión e iba a cumplirla, costara lo que costara.

Comenzamos a tocar, y me encontraba asombrosamente bien, aplicando los acordes y escalas pertinentes, con soltura y un alto grado de pasión. Miraba de reojo a la mesa en la que se encontraba mi familia. Ellos nunca me habían visto tocar, y según un pensamiento extendido por mi padre principalmente, tenían la opinión de que dedicarse a tocar la guitarra era algo así como perder el tiempo, ( Ahora comprendo que lo hacían con la mejor de las intenciones). Impresionar a mi padre es algo que solo recuerdo haber hecho ese día y cuando me aprendí la canción del pirata de José de Espronceda de arriba abajo con 8 años, todo un logro, ya que es la persona menos impresionable que conozco.

Cuando terminé, sentí un gran alivio, una sensación placentera me recorría el cuerpo, con la rapidez de un relámpago, para ralentizarse en un suspiro. Todo me había parecido el mejor de los sueños. Fui invitado por los miembros de la banda a proseguir la fiesta en una casa situada en las afueras de la ciudad. Aprovechando el bajón de la ceremonia, decidí irme con mis nuevos amigos sin pensarlo ni por un segundo. Llegamos a la casa, y me presentaron al instante. Yo estaba en esa situación un tanto incómoda en la cual no sabes que decir, ni qué hacer, pero poco a poco todo empezó a fluir adecuadamente. Pasaron las horas, y llegó el momento de irnos. Serían las seis de la mañana. De entre las armonías silbantes de los pájaros de pronto, surgió la propuesta de ir a un apartamento para culminar una noche plena de sensaciones. Era el típico apartamento de soltero, un tanto desmejorado estéticamente, y desordenado, aunque bastante acogedor. Al entrar, pude observar, a la derecha de la entrada, dos estanterías grandes repletas de vinilos antiguos. Fue como cuando eras niño y entrabas a una tienda de chucherías, queriendo comerte las todas. Habían discos de Rare  Earth, Thin Lizzy, Eléctric Light orchestra, Howling wolf, Little Richard, King Crimson, y un eterno etcétera. Recuerdo que mi corazón comenzó a latir apresuradamente, al ojear ansioso, cada uno de los polvorientos estantes de esas estanterías. Todo un arsenal, ya que su colección constaba de auténticas joyas, raras e inconseguibles a día de hoy. La conversación fluyó por derroteros añejos, fijando la atención en los orígenes de la música que nos engrandece, y por la cual sentimos una devoción desmesurada.

Los ecos del ayer, están siempre repercutiendo en cualquiera de los aspectos, del mas actual presente, y empapan de sabiduría el producto que resulta de esa misma esencia. Lo aprendido en esta maravillosa historia, es que en ocasiones, tenemos retos que queremos afrontar, y que por una u otra razón no sabemos como hacerlo. La indecisión es la peor de las estrategias, y la apatía no tiene sentido. Cuando tengamos algo que afrontar, hagámoslo mirando a la cara a ese reto, con decisión y coraje, como siempre han hecho los grandes genios, a lo largo de sus carreras.

jueves, 10 de enero de 2019

Just a feeling














Amadeo Buccinioni miraba con atención a su melómano amigo y luthier Graham Peyton, asintiendo con la mirada perdida entre pensamientos seguramente asociados con el virtuosismo de algunos músicos como el impronunciable Yngwie Malmsteem. Dotado de un juicio seguramente imparcial, debatía ciertos aspectos clave, que convierten a un músico en una especie de bestia sobrenatural, llena de recursos técnicos, los cuales contribuyen a armar ese personaje místico. Lejos de alcanzar un consenso, y con ganas de concluir la conversación, intervino casi por casualidad un hombre que escuchaba casi sin querer dicho diálogo. Con las mejillas visiblemente sonrojadas, y haciendo un gesto de redención expuso sin tapujos su visión del asunto.


Amadeo y Graham, se sorprendieron por igual al tiempo que sincronizan una expresión de curiosidad por escuchar la aportación de este misterioso personaje.

Tomó una bocanada de aire entremezclado con el humo del cigarrillo que estaba fumando, y comenzó a explicar que en su juventud tocaba en bandas locales bastante conocidas. Al parecer era el típico hombre orquesta, aunque centró su atención en la guitarra desde muy joven. Contó una entretenida historia sobre un chaval joven que vivía en la calle, y que para poder comer tocaba viejas canciones de blues. Tenía una demacrada steel guitar que su novia le había robado a un artista canadiense al que había logrado engatusar para llevarlo a un motel para drogarlo y sustraerle la guitarra. No se trataba del típico caso de un músico rico en la técnica apenas dominaba un par de escalas pero lo que lo hacía grande e inigualable era su capacidad de transmitir sentimientos a través de la música. Nunca logro grabar ningún disco pero los que lo escuchaban aseguraban qué era uno de los mejores artistas que habían escuchado jamás. Al parecer lo habían escuchado algunos productores de renombre, pero al intentar algún tipo de trato con el, éste les decía que no una y otra vez. Al contrario del deseo natural de cualquier músico callejero, su profunda convicción en sus propios principios echaba por tierra cualquier tipo de acuerdo musical, ya que prefería su precaria situación a venderse al negocio en ocasiones gangrenado y sangrante como el de la música.









Esta historia, quedó grabada por mucho tiempo en la mente de Amadeo y Graham, los cuales compartían principios similares. Creían fervientemente en la honestidad, con la determinación de los soldados a las órdenes de la diosa de la creación. Nunca hubieran vendido sus ideales por un beneficio tan banal, y pobre como ser manejados como marionetas, por aquellos magnates que viven del talento de esos pequeños genios inocentes y puros.

Es justo la predisposición humana de comparar la que abre este recurrente debate sobre quién es mejor o peor desempeñando una tarea, quien domina un instrumento a la perfección etcétera. La música no es una carrera, sino un sentimiento, se camina más estable cuando uno va despacio, pisando firmemente, respirando cada nota,  cada matiz . No es un pensamiento que trate en ningún modo de defender a aquellos que por cualquier motivo no lleguen a atesorar la virtud de la velocidad como guitarristas, sino una visión más bien diferente y personal del asunto. Por descontado queda decir que existen canciones en las que los solos son irremediablemente rápidos, y que son una experiencia sensorial abrumadora, pero también es cierto que no es extremadamente necesario el uso de éstos para que una canción sea buena, o nos transmita un éxtasis sincero y regocijador.




Es natural, trabajar para el auto desarrollo en todos y cada uno de los aspectos de la vida, justo como han hecho grandes músicos que se caracterizan principalmente por ser autodidactas. Django reinhart, uno de los iconos del jazz en los años 30 no sabía apenas escribir un par de palabras en su idioma. Prince, a pesar de no saber solfeo, destacó de una manera impresionante como músico multiinstrumentista, productor y cantante. Entre los casos más sobrecogedores de excelencia musical sin estudio previo, sería un sacrilegio no nombrar a Jimmy Hendrix, el cual, a pesar de no saber leer una partitura, logró convertirse en uno de los guitarristas más admirados de todos los tiempos. Tiene que ser inmensamente gratificante vivir esa sensación de poder, trabajada hasta la saciedad por medio de la práctica, y la influencia de innumerables artistas que conformarían un estilo propio.



Jimmy Hendrix ejemplo de músico autodidacta.


Al igual que la historia ha acogido en su seno a los grandes héroes, los rockeros lo hemos hecho de igual manera, incluyéndolos en nuestra vida, como admirables referentes de los que estamos orgullosos de contemplar. Uno de ellos sin duda para mí es Jimmy Page. Recuerdo con claridad, el momento justo en el que escuché Led Zeppelin por primera vez. Era una tarde demasiado cálida. Buscaba algún tipo de refrigerio para mitigar la inmensa sed que tenía por culpa de los asfixiantes alisios. Salí a la calle en dirección a casa de un buen amigo para recoger una cinta de cassette donde había grabado un ensayo de una de mis bandas por aquel entonces. Esperaba en su habitación a que apareciera, observando los pósters que adornaban sus paredes. De pronto, escuché una melodía extraña, pero misteriosamente adictiva que resonaba con eco por el largo pasillo que daba a la habitación de los padres de mi amigo. Se trataba de kashmir. A su regreso se cercioró de mi cara de éxtasis, y me preguntó que qué me ocurría, a lo que yo respondí con otra pregunta. ¿Qué grupo es ese que suena? Me dijo ,- ¡¡Led zeppelin tío!! haciende entrever esa sensación de bienestar que uno tiene cuando conoce algo interesante .







En aquella época, (años 80) era complicado conseguir discos de rock. Desprovistos de la exagerada facilidad de hoy en día gracias a Internet, el streaming, spotify, etc, teníamos que arreglárnoslas para conseguir la música que nos gustaba. Lo mas habitual era ir a la tienda de discos. Si tenías suerte y lo tenían en stock podías llevártelo con una gran sonrisa para casa, si por el contrario no lo tenían debías de esperar una media de un mes para poder disfrutarlo. Como muchos, éste era un inconveniente que si se piensa fríamente pasado unos años, llega a resultar hasta gracioso, debido al gigantesco desarrollo tecnológico experimentado por nuestra raza durante los últimos 20 años.



En definitiva, creo que mi opinión es como una partícula cósmica en un mar nebular, una pequeña gota en un inmenso océano, pero lo verdaderamente importante, es que hagamos lo que hagamos, debemos poner pasión, ya que sin ella el resultado es como un trozo inerte sin carisma y desprovisto de esa magia que es necesaria para entrelazar las fibras de algo significativamente valioso. Sin emociones seríamos como seres huecos, lúgubres siluetas incapaces de avanzar hacia el paraíso creativo y melódico que es la vida.

jueves, 13 de diciembre de 2018

Criadores de malvas (episodio 1)












La tarde caía y los infértiles rayos de sol se difuminaban en nuestros rostros a través de la luna lateral de la guagua que nos traía de una excursión organizada por el colegio. Había sido un día lleno de alegría, vitalidad, y efectividad. Ésto último por mi osadía de hablar con una chica de mi clase que me gustaba mucho. Solía llevarme mi vieja guitarra a algunos eventos extra-escolares, aprovechando la compañía de ciertos amigos, que no sólo se defendían tocando, sino que también poseían gustos e ideas afines a mi visión de la música. Recuerdo como si fuera ayer que llegué a casa, lleno de tierra, ya que habíamos estado en el monte disfrutando de un día diferente. Me metí en baño, con la intención de darme una buena ducha,  mientras me desvestía, por error seleccioné la función de radio, en lugar de la de tape en el radio cassette que usaba siempre mientras me duchaba. No sé por qué razón me quedé escuchando el programa que emitían ese 8 de Abril de 1994, fue como una señal, como si alguien quisiera o tuviera la necesidad de contarme algo trágico. Hablaba Joaquín Luqui, un genio como comunicador, y un excelente ser humano, que amaba sobre todas las cosas la música. 

Con un tono sosegado, y triste, daba la lamentable noticia de la muerte del carismático líder de Nirvana Kurt Cobain. No creo en las casualidades, pero si he experimentado situaciones que me han hecho dudar sobre este pensamiento.
Este hecho, me hizo estremecerme de una manera terrible, no solo por el hecho de que alguien al que admiras sobre manera, no volverá a salir a un escenario, o no hará unas polémicas declaraciones sobre algún tema candente, sino por cómo ocurre el suceso en el que me doy por enterado de su irreparable pérdida.




Para mí, los músicos son como los amigos de los cuales nos rodeamos. Nos acompañan siempre, nos hacen reír, llorar, enfadarnos, tal y como lo hacen los colegas del día a día. Por eso me tomo la marcha de todos ellos como si muriera un amigo de mi círculo más cercano. Por desgracia ya he tenido que pasar por ese mal trago varias veces, Dimebag Darrell, Gary Moore, Chris Cornell, Freddy Mercury, George Harrison, Layne Staley, Frank Zappa, B.B King, Lemmy Kilmister y desafortunadamente un largo etcétera.


Cada muerte supone una estrella menos en el inmenso firmamento, y con cada partida recibimos un regalo que siempre podremos disfrutar, y no es otro que un rico legado en forma de canciones que nos harán sentirnos acompañados en este policromático viaje que es la vida.
Existe un macabro grupo de idealistas natos, que se caracterizaron por su talento, y que por varias razones son miembros del mismo. Siempre ha existido un halo de controversia, con cada una de las muertes de estos artistas, ya que como ocurre con la mayoría de temas, sobre todo en Estados Unidos, se tiende a buscar mas allá de lo que se publica oficialmente. El famoso club de los 27 acoge en su seno a personajes del mundo de la música que murieron a la edad de 27 años, de ahí su nombre

En él figuran Robert Johnson, Jim Morrison, Janis Joplin, Jimmy Hendrix, Brian Johnson Kurt Cobain, y la última incorporación Amy Winehouse. La desgracia, y el vacío existencial determinado por ciertos sucesos oscuros y desgraciados, concuerdan con la historia resultante de cada uno de estos genios atormentados, que no gozaron de esa suerte que en ocasiones evade la venida de la muerte.







Es 4 de Octubre de 1970, la noche se apresura en caer en la ciudad de Los Angeles. La Full Tilt Boogie Band espera desde hace unas horas a que aparezca Janis Joplin para continuar las sesiones de grabación de su cuarto álbum Pearl, pero no parece que lo vaya a hacer. Su manager y amigo, John Cooke, siente algo raro, y decide acudir a su habitación en el hotel Landmark. La encuentra sobre la moqueta que recubría el suelo, semi desnuda, y fría junto a su cama. Una de las numerosas teorías pudo ser muerte por asfixia posicional, debido que al desmayarse, quedó en una posición que pudo bloquearle el flujo de oxígeno y por consiguiente le causó la muerte. No obstante la causa mas generalizada fue que consumió una heroína de una pureza muy superior, a la que acostumbraba a deambular por las calles de aquella ciudad en ese año. Nunca se ha logrado aclarar del todo esta muerte, ya que entre las incongruencias, nunca se encontró la jeringuilla, con la que supuestamente se inyectó la droga.

https://www.youtube.com/watch?v=Qev-i9-VKlY (última canción que grabó unas horas antes de morir)










Robert johnson, el dios del delta blues, también falleció en circunstancias extrañas. Unos dicen que hizo un pacto con el diablo para ser el mejor guitarrista de blues de la historia. Otros en cambio, apuntan a que fue asesinado por un marido celoso, quien envenenó su whiskey en la que sería su última actuación en el Three Forks de Mississipi. Su muerte se asemeja a las de sus componentes en este funesto club



Los astros se alinearon en una caprichosa forma, escupiendo el destino de estas pobres figuras mortales, dotándolas, de facultades excepcionales que les hicieron destacar, muy por encima del resto de sus contemporáneos, y que escribieron así con letras imborrables su aportación y liderazgo al mundo de la música. Espero que nunca se olviden estas historias, estas vidas aparentemente felices, estos maravillosos seres humanos, que sucumbieron por sus debilidades, que perdieron la batalla por los placeres mundanos, que sirvieron de sustento a una realidad que les pesaba mucho. Debemos honrarles escuchando su música, para adentrarnos en ese sentimiento que conforma el placer de caminar por su tiempo, y nutrirnos de ese arte especial, que nos ayuda a afrontar nuestros miedos, y que contribuye a hacernos mejores personas en el día a día.




miércoles, 28 de noviembre de 2018

Atemporal






Las pertenencias materiales, tarde o temprano terminarán emancipándose. El idealismo, desbordado por las pretensiones mundanas, sólo contribuirán a amarillear nuestro concepto del tiempo.

Descubrí casi por casualidad el término atemporal. En muchas ocasiones escuchaba en la escuela, o en boca de algunos, que la única música que no muere o pasa de moda nunca, es la música clásica. 

Este es un hecho indiscutible, e inamovible, para la mayoría de nosotros, y es algo con lo que comulgo, y soy consciente, de su importancia en la historia. A menudo (mas por nuestra fisionomía) tendemos a olvidar las cosas, hechos importantes, fechas, actos históricos, pero cuando se trata de una obra maestra, es como si ésta tuviera un código oculto que permite que se nos grabe en la cabeza, y que así logremos tenerlo ahí para sacarlo a relucir en cualquier momento. En el mundo del rock, han sido muchos los elegidos para ser dignos herederos de este pensamiento inmortal. 

Somos testigos, de la magia de la música, de la música bien hecha, transmisora de emociones que se mueven en un amplio espectro. Escuchando por ejemplo Bohemia Rhapsody (Queen) uno pasa por varios estados de ánimo, trasciende entre otros sentimientos, la tragedia, magistralmente disfrazada en un lento y glorioso compás, para luego pasar a un delicioso in crescendo, adornado con unos riffs y armonías de guitarra que le dan ese toque de esperanza y fuerza. En mi opinión narra una batalla entre los demonios internos del protagonista, que quieren arrastrarlo a la oscuridad. Las partes en las que destacan los coros posiblemente significarán la ayuda de la gente que rodea al protagonista, impidiendo por todos los medios que no sea arrancado de este mundo. Sea como fuere encuentro en esta pieza el ejemplo perfecto del principal y difícil en ocasiones cometido de la música, transmitir. En realidad su significado, es absolutamente subjetivo, ya que el mismo Freddy Mercury, fue preguntado en una de las pocas entrevistas que concedió en su vida por su significado verdadero, a lo que contestó 

" Pienso que la gente debería simplemente escucharla, pensar en ella y luego formar su propia opinión acerca de lo que les dice..."




Para un músico, el desprenderse de sus pensamientos, emociones, o incluso experiencias, es de vital importancia. Éstos son como un registro,  un fósil enterrado en el subconsciente de todos, que se alarga como un eco latente en nuestros corazones. He leído muchas historias sobre personajes grandes, los cuales dentro de su grandeza, a menudo eran casi la mitad de ese idealista, consumidos por sus propios fantasmas, sus miedos, sus anhelos, sus propósitos errados, o incapaces de escalar el muro que les priva de la libertad.

Una de las historias que me lleva a otra pieza grandiosa, es la de Eric Clapton. Un día llegué a casa muy enfadado porque mi mejor amigo, me había levantado a la chica por la que suspiraba. Yo que en ese tiempo era muy joven, estaba bastante verde en las reacciones adultas, de trasfondos maduros o enérgicos, opté por interiorizar toda mi ira y desencanto hacia mi interior, aumentando más aún mi dolor. Con la mirada perdida, capté con el rabillo del ojo, un objeto cuadrado encima de la mesa del comedor. La curiosidad hizo que me levantara bruscamente, mientras maldecía toda aquella mierda.
Allí estaba, uno de los discos que seguro, más he escuchado y he replicado en mi vida, el Unplugged de Eric Clapton. En ese momento la rabia, se transformó en esperanza , ya que conocía de primera mano su vida, su carácter, y su especial habilidad para salir siempre hacia adelante. Junto al cd había una nota que decía:

La música, es la luz en la noche más oscura
La esperanza en la peor de las tempestades
Es la fuerza que nos ha arrancado el desgaste de la vida
y la ternura que acaricia nuestra alma corrompida.



Me quedé contemplando aquella nota manuscrita, en silencio, y comprendí que sólo la música podría ayudarme no sólo a sobrellevar aquello, sino los problemas que vinieran en un futuro, por lo menos es lo que Clapton siempre hizo, usarla como bálsamo para afrontar todos los golpes que te dá la vida.

Lo cogí emocionado, y traté de arrancar el envoltorio lo mas rápido posible. Éste era un guitarrista que me encantaba, por mil razones. Desde el principio supo desarrollar su propio estilo, y tenía un modo de tocar que me encandilaba. Escuché el disco una, y otra vez durante los próximos meses, y aún hoy en día lo sigo escuchando con la ilusión de aquel día. La canción Tears in heaven (aunque no es de mis favoritas) tiene una sensibilidad especial. Lleva escondida una terrible historia que le golpeó de lleno, cuando su hijo cayó del piso 53 del rascacielos donde vivía y lógicamente murió.

Su letra y armonía son de una belleza suprema, y te hacen sentir por momentos ese dolor que nunca te abandona cuando se trata de estos casos. Para ser justos, me sorprendió mucho escuchar a Eric tocando una guitarra española en ese disco. Lo normal era escucharlo con una GUILD, o con alguna de sus eléctricas. Poco después descubrí que tras el fatal incidente la tuvo por un año aproximadamente, y sólo tocaba esa guitarra, de ahí salió esa gran canción. Otra gran canción, es running on faith, de la cual me encanta la delicadeza y precisión con la que utiliza el slide, y el aire sureño que desprende. Quizás mi favorita sea Old love. Una canción que expulsa un apasionado "déjame en paz", seguramente dirigido a su ex esposa, Pattie Boyd, a su vez ex esposa de George Harrison, y de quien se enamoraría Clapton obsesivamente hasta tal punto que compondría un álbum entero con la intención de conquistala. Con un solo impresionante, limpio y melodioso, y que nunca me cansaré de tocar. Acompañado por unos teclados que dejan entrever la carga blusera de este maravilloso tema. En definitiva un regalo de un gusto exquisito para todos los que amamos el blues.

Como conclusión hago una reflexión sobre el infinito valor de la música. Es una herramienta que puede sanar, que nos puede hacer sentir verdaderamente felices, consiguiendo que todo lo malo se transforme en una sonrisa.

 Las historias de hombres como Freddy y Eric, nos pueden valer para conocerla desde otros puntos de vista. A veces es bueno y enriquecedor mirar algo desde varios puntos, para sacar una versión mas completa. Lo que nos enseñan es que la vida es como un gran camino en el que hay tramos donde los pies caminan sin dificultad, libres, sin oposición y partes donde las piedras arañan nuestra planta y nos producen heridas que tiñen la tierra por la que vagamos, pero que servirá para fortalecer la piel y servirnos para endurecernos a nosotros mismos, y de ese modo aprender de ese maravilloso viaje que es la vida misma.