jueves, 1 de noviembre de 2018

Los dioses menores y sus bártulos

A menudo tendemos a pensar que nuestros ídolos, han tenido una vida plena de privilegios, fácil, y tranquila, en la cual todo ha ido como ellos pensaban desde un principio.
La verdad dista mucho de ese halo de pomposidad y fantasía. Si bien es cierto que sólo un número reducido de elegidos lo han tenido bastante mas fácil que el resto.
Recuerdo como si fuera ayer, (ya han pasado unos veinte años) cuando decidí por mi propia voluntad comprarme mi primera guitarra eléctrica. La que había tenido desde los diez años, era una guitarra española, con un buen sonido, buena madera, y una caja de resonancia un poco más grande que las guitarras clásicas standard. Estaba muy contento con ella, y me sirvió para aprender esos maravillosos primeros acordes, que te dan la fuerza y la esperanza de seguir adelante.
Fué un día cualquiera de 1989. Ese día salí temprano para comprar unas cosas que necesitaba para el colegio. Acudí a una tienda en la que vendían discos, y en la cual la mayoría de las veces tenían puesta música que no me agradaba para nada. Cuando pasaba justo por el letrero de "artistas internacionales" Gio, el dependiente de la tienda, esperó pacientemente a que ojeara las quince filas de discos que contenían artistas como Ray Charles, Louis Armstrong, John Lee Hooker, Bukka White, Cream, Rare Earth, The Doors, entre otros, y me hizo un gesto para que me dirigiera al mostrador. Me preguntó con una expresión seca:
- No te gusta la música que ponemos aquí , ¿verdad?
Lo primero que pensé fue que igual era uno de esos tipos que odia a los que escuchamos rock, o simplemente tenía un mal día. Le respondí que no, tras un silencio un tanto incómodo. Al oír mi respuesta, calló durante unos segundos eternos, y me dijo:
- Pues ¿sabes una cosa? A mí tampoco.
Ese fué el principio de una gran amistad, que desgraciadamente no dura hasta el día de hoy pero eso es otra historia. Gracias a este rockero empedernido descubrí a Jimmy Hendrix. Recuerdo que mientras nos adentrabamos en una apasionante conversación de música, dirigió su dedo hacia el aparato reproductor de cd´s y presionó con determinación y una sonrisa benevolente el botón de "eject" para introducir el disco de Jimmy "Axis Bold as Love". He de matizar que yo jamás había escuchado algo tan ruidoso. Tenía una fuerza sobrecogedora, un sonido arcaico, pero delicioso, y una profudidad melódica incomprensible, para un artista de esa época. Para mí fue como viajar a otro planeta, descubriendo un mundo nuevo, y fue enriquecedor explorar desde distintos puntos de vista, la contundente virilidad e innegable importancia  de la guitarra eléctrica en manos de un dios incomparable.

No hay comentarios:

Publicar un comentario